La increíble luz que se esconde en tu casa.
Los fotógrafos normalmente solemos enorgullecernos cuando manejamos unos o varios flashes a la vez; con sus transmisores remotos, modificadores de luz y artilugios varios que utilizamos con el objetivo de crear la luz que mejorará la apariencia de nuestras fotografías, pero hay ocasiones en las que “menos es más”. No hace falta obsesionarse con añadir otro flash con un gel coloreado, una luz de contra para recortar el cabello, o una lateral para levantar las sombras. Como fotógrafos, también podemos ser felices volviendo a lo básico y simplificando al máximo la iluminación. ¿Lo intentamos?
Ahora que vuelven a ponerse de moda los “natural light photographers”, aquellos que nunca usan flashes para realizar sus fotografías, es un buen momento para poner en práctica el retrato en interiores, no digo que dejes tus flashes a un lado o que no aprendas a manejarlos (un fotógrafo debe tener un amplio espectro de conocimientos de fotografía) pero no hay lugar más cómodo para experimentar que el propio hogar, no hace falta un estudio para lograr resultados sensacionales.
El efecto de una gran “softbox” en tu propia casa, ¿se puede pedir más?
Más fácil imposible
Seguro que tienes una ventana a tu alcance, ya sea un gran ventanal o un pequeño ventanuco los resultados pueden ser realmente buenos si sabemos “ver” la luz y aprovechar todas sus posibilidades. Es posible que te sorprenda conocer que extraordinarios fotógrafos de estudio se esfuerzan por imitar en sus esquemas de iluminación la suavidad y calidad de luz proveniente de una ventana orientada hacia norte, cosa nada fácil de conseguir, por cierto. Las ventanas siempre estarán disponibles durante el día, si la luz que entra por ellas durante un momento dado no es lo que buscas puedes acudir a otra que tenga una orientación opuesta y descubrir un resultado completamente diferente; la luz directa y dura, procedente de la ventana de una de las fachadas de la casa, puede ser la iluminación más suave en otra. Si aborreces fotografiar a medio día por las duras sombras, ve al interior y busca una ventana, toda la dureza del exterior se transforma en una luz suave y brillante con un efecto especialmente interesante.
Puedes olvidarte incluso de utilizar un reflector y jugar con el contraste simplemente acercando o alejando a tu modelo de la ventana para conseguir un mayor contraste y lograr obtener emociones totalmente opuestas. ¿Tienes niños? ¿Quieres fotos espontáneas? El hecho de utilizar flashes, aunque solo sea uno puede cohibir en cierta medida la espontaneidad del momento, restando frescura a las expresiones desde el instante en el que preparas todo el equipo y tu modelo comienza a sentirse protagonista. Muchas veces después de una sesión con flashes en casa o en el estudio he realizado unas últimas fotos sólo con la luz natural de una ventana y, como poco, han estado a la altura de las realizadas con flash.
Si te gustan las imágenes con un contraste alto puedes conseguirlo de forma muy fácil, sitúa al modelo muy cerca de la ventana asegurándote de que la habitación es la más amplia de las que tengas disponibles para evitar que las paredes reflejen la luz y acaben funcionando como reflectores, sobre todo si están pintadas de blanco.
En cambio, obtendrás un contraste bajo alejando a tu modelo de la ventana, ten en cuenta que irás perdiendo intensidad de luz a medida que te alejes de la ventana pero eso no es malo, tendrás que abrir el diafragma y podrás utilizar en favor de tu fotografía la profundidad de campo reducida.
Es sorprendente la diversidad de resultados que puede darnos una ventana bien aprovechada, si acudimos a ella a diferentes horas del día o experimentamos con la posición de la persona que queramos fotografiar respecto a la misma, merece la pena explorar todas sus posibilidades y experimentar.
Consejos para fotografiar con la luz de una ventana
No olvides apagar las luces de la habitación a no ser que busques un efecto especialmente creativo, en caso contrario el balance de blancos puede complicarse.
Usa la medición puntual de tu cámara y expón para las altas luces del rostro de tu modelo, conseguirás imágenes con una ambientación más íntima y evitarás “quemar” partes importantes de la cara de tu modelo.
Fíjate en los reflejos de los ojos, si no se aprecian lo suficiente dirige a tu modelo de tal manera que aparezcan reflejados en los mismos. Eso le dará vida y naturalidad a la mirada.
La luz directa del sol te dará un resultado más contrastado y duro, ideal para lograr unos retratos diferentes y jugar con máscaras que creen patrones sobre tu modelo.
La luz difusa confiere al rostro del retratado suavidad y un contraste bajo, te vendrá muy bien para fotografiar niños, por ejemplo.